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HT en Pañales (II)

Seguimos con la historia de nuestro Adic en su andadura por Hattrick, siempre apoyado por su gran amigo Ción.
En este episodio veremos qué más le puede pasar a nuestro querido protagonista en el mundo verde y el de 3D...
Espero que lo disfrutéis.

Capítulo 4: Trago a Trago

Adic notaba cómo sus monótonos días volaban como de costumbre entre Hattrick y el gran Bar Tolo, entre risas por las pifias de sus rivales y risas por la buena vida que llevaba.

Últimamente estaba algo más excitado de lo normal. Hablaba mucho con una persona de su misma región que le parecía de lo más interesante que había conocido en el territorio de San EJEA. Su nick le llamaba bastante la atención. Bajo el avatar de un hombre feo se escondía Amunet.

Amunet y él empezaron hablando, tal y como mucha gente lo hace en este mundo verde. A través del foro chocaron a veces en discusiones entretenidas a la par que interminables, siempre basadas (al menos, normalmente) en el respeto.

A Adic le llamaba bastante la atención ese humor ácido con el que muchas veces, ese avatar bastante repulsivo, relajaba los tonos de las discusiones acaloradas de siempre. El motor es una lotería sí o no; EJEA va, EJEA viene, el hilo de entrenamiento semanal, etc.

Los gustos de Amunet en cuanto a posts eran muy similares a los suyos, pero lo que más le gustaba es que muchas veces no compartían opinión y podían discutir en un tono bastante amistoso.

Esos días iban pasando tranquilamente y rompiendo la monotonía de su vida, mientras él estaba cada vez más cerca de proclamarse campeón invicto.

Era la jornada 14 y estaba pegado a la pantalla, como todos los días de partido, mirando qué sucedía en el encuentro. Era un partido de total rutina contra el 6º clasificado, ya que con las 13 anteriores victorias su ascenso estaba completamente asegurado desde hace tiempo.

El partido empezaba muy mal para él: una importante lesión de su jugador estrella. Pero no le preocupaba más que saber para cuantas semanas sería la lesión.

Poco a poco, un partido rutinario se fue convirtiendo en algo diferente. Le había empatado a 2 el rival y solo esperaba ver cómo ahora le metería 3 o 4 goles más en la segunda mitad.

El pitido del colegiado marcó el final del encuentro y la botella de Nestea cayó de sus manos. La rabia que sentía en ese momento no le dejaba siquiera pensar. Había perdido 4 a 2 contra un equipo que no solo era inferior, sino que ese mismo rival había sacado a duras penas un punto en el anterior partido contra el bot del grupo.

Salió de su casa con su bici y su mala leche esperando encontrar una explicación razonable a cómo un equipo que ni siquiera debería poder ser tan malo, le había ganado.

En el Bar Tolo se mascaba la tensión. Ni siquiera Ción había visto a Adic así de alterado en muchos años. Además, había cambiado su Nestea por ya casi media botella de Vodka.

Cion logró calmarle y Adic - entre lágrimas- le lloraba a su amigo por haber perdido así un partido sin ninguna trascendencia, dando al traste su liga inmaculada. El alcohol empezó a hacer efecto, y estando medio dormido y demasiado bebido, se montó en su bicicleta camino a casa.

No se esperaba la sorpresa que le aguardaba. Cincuenta metros más abajo y vestidos de azul estaban 2 policías que dieron el alto a un demasiado ebrio Adic. Él les intentó explicar qué había pasado, que ese partido había sido un robo, pero ellos no le querían entender. Tras la multa, la pérdida de puntos del carnet y la rabia de haber pasado varias horas en comisaría intentando explicar lo que pasaba, al fin estaba en su mundo verde, despotricando por culpa del alcohol de una manera casi ilegible sobre cómo por culpa de Hattrick le habían puesto la multa. Obviamente, el hilo fue cerrado por la moderación con solo dos mensajes: uno de Amunet preguntando de vuelta si eso era un nuevo idioma, y otro del moderador indicando el cierre de ese extraño escrito que nadie llegó a entender.

La cosa se calmó y todo volvió más o menos a la normalidad en el mundo verde y en el Bar Tolo. Adic estaba en su habitual mesa con Cion y el Nestea corría como si no hubiese mañana. Ya poco le importaba a Adic lo que había pasado unos días antes, y nadie siquiera se acordaba de lo que había pasado.

-Adic, tío, ¡deja de hablar de ese Amunet y háblame de tu hermana! -le dijo Cion, ya desesperado mientras le retiraba el Nestea de la mano a su amigo.
-Oye, ¡con el Nestea no se juega!, -respondió Adic recuperando su preciado brebaje.

Los días seguían pasando; Amunet y Adic, Adic y Amunet. La verdad es que muchas veces parecían un dúo cómico en el foro y otras muchas incluso tenían que pasar la discusión a un ambiente más privado por recomendación de los doctores, digo... MODeradores. Allí empezaron a compartir poco a poco partes de su vida "real".

-¿Sabes quién vive en la misma ciudad que nosotros?
-¿Quién? -preguntó Ción con desidia mientras veía marcharse por la puerta del bar a la hermana de Adic.
-Amunet -respondió con una sonrisa mientras daba un traguito de ese frío Nestea con cara de felicidad-. Le he hablado del Bar Tolo cuando intercambiábamos privados, y dice que a lo mejor se pasa hoy.
-¡No jodas! Espero que sea simpático.

Cion estaba acabando esa frase...cuando la puerta se abrió, y una preciosa chica de pelo castaño entró al reducto hattrickero poblado casi exclusivamente por hombres convirtiendo el murmullo habitual del Bar Tolo en un silencio sepulcral.

-Se habrá equivocado de bar -dijo Cion mientras se echaba un puñado de cacahuetes a la boca-. El club de lectura está en el bar de al lado.

Adic se había quedado absorto mirando a la chica, y ni siquiera prestaba atención a su amigo Ción. Ella pareció buscar, como si quisiera ubicarse, y cruzó la mirada con Adic, que la apartó sonrojándose. Ella sonrió y las luces verde brillante del Bar Tolo parecían apagarse frente a su deslumbrante sonrisa.

Puso rumbo firme hacia ellos, y a escasos 2 pasos de su habitual mesa se paró.

-Tú eres Adic, ¿verdad?
Él miró sus ojos y se perdió en el río turquesa que emanaba de ellos. Nunca había visto unos ojos que hablasen tanto y de un color tan profundo que parecía que le atrapasen por dentro.
-Ss...sí -atinó a decir casi tartamudeando. Adic carraspeó la garganta y, mientras ella tomaba asiento con rostro aliviado, continuó: -¿nos conocemos?
-Claro, tú me dijiste anoche en qué mesa sueles estar.
Tenía la cara hecha un puzle, al igual que la de Cion, que miraba a su amigo con ojos de envidia. Adic no recordaba haber hablado con ninguna chica, y mucho menos sobre un bar dedicado a un juego de fútbol.
-Soy Amunet.
-¿Amunet? -su cerebro se reactivó al oír ese nombre-. -Vaya, ¡no te imaginaba así para nada!.

Amunet se rió tras ese inocente comentario que se había escapado entre los labios de Adic sin ni siquiera pensar.

El silencio se hizo incluso en la cabeza de Adic, que no lograba apartar la mirada de esos ojos hechiceros. El tosco camarero de siempre miró sorprendido a esa mesa, que estaba extrañamente con 3 personas.

-Oye, ¿y de dónde viene eso de Amunet? ¿Eres medio catalana? -dijo Ción con tono medio de guasa mientras la miraba de arriba a abajo intentando descifrar ese misterio que tenía delante.
-No, qué va. Amunet, Amenet o Amonet era la Diosa protectora y primordial de lo oculto en la mitología egipcia -dijo mientras se llevaba a la boca un trago del Nestea que acababa de pedir y clavaba sus ojos en Adic.
-Personifica el viento del norte, que trae la vida -dijo Adic con la cara sonrojada y hablando hacia su camisa.
-¿Qué has dicho? -dijo Amunet, sorprendida con lo que acababa de escuchar.
-Se la suele representar como una mujer con cabeza de serpiente -continuó Adic, ya más seguro de sí mismo manteniendo los ojos de una cada vez más sorprendida Amunet.
-Y sabiendo eso, ¿no intuiste que era una mujer?
-Es algo extraño: se le suele llamar "la oculta"-Adic quedó pensativo y tomando aire para dar más efecto a sus palabras-, pero en otras zonas se le suele llamar "la madre que es padre" y, siendo así, puede ser un hombre, una mujer algo por encima de eso.
-Oye, Adic. ¿Estás llamándole hermafrodita en toda su cara? -se interpuso Cion provocando la risa de los tres.
-Los ángeles tampoco tienen sexo -respondió Amunet poniendo cara y voz de niña buena.

La conversación siguió su curso, pero Adic puso el piloto automático tras esas palabras de Amunet. "En verdad sí que parece un ángel"; es en lo único que podía pensar.

___CONTINUARÁ___


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2014-11-07 09:43:08, 1423 views

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