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Memorias de un amante del vino.

Basicamente es un resumen de mi paso por HT.

Llevaba tiempo pensando en escribir unas memorias, un pequeño compendio de recuerdos, de mi paso por un juego que llegó a tener una influencia importante en mí durante unos años. Con el paso del tiempo mi interés bajó y mi leonina melena se ha convertido en una capa de pelusa que deja entrever el cuerazo cabelludo de mi cráneo.

A punto de cumplir los treinta y seis años me he decidido, si espero más probablemente mis recuerdos desaparezcan. Será un pequeño resumen, diez años dan para mucho y tampoco es cuestión de dar el coñazo a la comunidad. Mi memoria es mala y el poco interés que pueda despertar este artículo a otros usuarios no creo que se base en un recuento de fechas o nombre de jugadores de mi equipo. Sólo escribiré tirando de memoria, sin revisar datos para certificar mis afirmaciones. Utilizaré los nombres reales que recuerdo y los que no, ruego que no se sientan ofendidos, estoy convencido que mi pelo almacenaba parte de mi memoria y parte descansa sobre mi almohada.

Más o menos corría el año 2005 (omitiré el más o menos a partir de ahora, ruego a los comprobadores de fechas que respeten a este hombre camino de la ancianidad) Yo era un joven un poco más cerca de los treinta que de los veinte. Trabajaba en una oficina en mi ciudad natal al mismo tiempo que estudiaba después de dejar derecho. Tenía novia desde hacía un par de años, un monumento de mujer a mis ojos que el dios cronos ha convertido en mi mujer y en una señora de su edad (la quiero mucho pero yo tengo menos pelo y ella más kilos, ley de vida)
Todavía estaba en edad de tajarme (en Galicia es una expresión habitual para el bebercio) todos los fines de semana con mi pandilla. Soy de la generación en la cual casi todo el mundo estudiaba en la universidad, que en el caso de mis amigos duró, en su mayoría, más años de lo habitual. Se vivía y se bebía muy bien. En verano solíamos recorrernos el país (me refiero a Galicia, así nos referimos aquí a nuestra tierra, sin connotaciones políticas de ningún tipo) los fines de semana en busca de las fiestas más animadas. Durante esas noches de botellón empezó a surgir el nombre de Hattrick (HT a partir de ahora) Había probado otros juegos online pero ninguno comparable a mi pc fútbol de toda la vida.

Mi amigo Pablo (ahora vive en Filipinas) y mi amigo Javier (en Barcelona) llevaban jugando mucho tiempo. El que me dio el empujón definitivo fue Siro, de los tres es al que veo todavía hoy cuando quiero beber. Pese a que figura que mi primer equipo me lo dieron en 2005 la realidad es que no empecé hasta 2006. Internet era una tecnología que en mi casa funcionaba regular, entre cambios de compañía y cabreos de mi padre porque le iba lento y mal.

Poco tiempo transcurrió cuando me di cuenta que mis amigos jugaban sin saber demasiado del juego. De noche aprovechaba que el ordenador (el único que había en casa) estaba libre y me quedaba leyendo los foros. Cometí los errores de novato de casi todos. Tener una mierda de entrenador durante semanas, jugar con canteranos malísimos, fichar mal, plantear los partidos sin tener en cuenta que esto es un juego no futbol real…

Mi hermano mayor empezó a pasar bastante tiempo en casa por motivos laborales y le hablé del juego. Se hizo un equipo al que le llamó los urogallos de Lugo que sigue en activo. Sea por genética o por aburrimiento, nos enganchó a ambos. De noche, cuando los gatos son pardos y los padres duermen, nos conectábamos desde el despacho de nuestro pater familias, apuntando números de jugadores y haciendo alineaciones. Leyendo foros y metiéndonos en vena el universo verde. Discutíamos, debatíamos y cada uno aportaba novedades que el otro desconocía. Nos pasábamos el día hablando del juego.

Mi hermano pequeño no recuerdo dónde vivía. Puede que siguiese estudiando, es un dato de los que no pienso confirmar, le costó más meterse. Probó con otro juego, motivo de tensión durante unas semanas. Nos decía que era mucho mejor pero todavía no había probado la inquietante adicción de HT. Por fin se decidió, y por mucho que él lo niegue, gracias a que no empezó de cero con más éxitos que sus hermanos. Si bien es cierto que es un ávido lector y persona inteligente, no cometió los errores absurdos que te lastran en el comienzo.

Mi carrera deportiva la podemos resumir en este párrafo. Mi primera temporada remodelaron HT y acabé jugando en IX. Ahí estuve un año y ascendí en un último partido milagro que viví desde el festival de Benicasim. Estuve unos años en VIII, subí a VII. De ahí a sexta estando de vacaciones en el Algarve durante los juegos olímpicos de Pekín. Vino V, algún descenso y finalmente cuarta en donde llevo mucho tiempo (ganando varias veces la liga) y de donde voy a bajar ahora. Mi objetivo de llegar a la tercera en España no se ha cumplido todavía, si bien es cierto que gracias a la posibilidad de tener otro equipo ahora disfruto de la primera en El Salvador. Mis hermanos llegaron ambos a segunda. Con el pequeño he coincidido también ahora en la primera salvadoreña, nunca hubo mucha rivalidad, aunque si cierto complejo de inferioridad por mi parte.

Pero lo deportivo no es el objeto de este artículo. Juego tiros lejanos para no pensar demasiado. Manejo mal el mercado y ya no me entero de los estudios. Si bien es cierto que quien tuvo retuvo se puede decir que estoy un poco desfasado. Mis conexiones son menos y más cortas y los resultados ya no afectan mi ánimo.

El mundo paralelo al juego es lo interesante. Empecé muy poco a poco a participar en los foros. Mientras tanto yo y mi amigo Siro convencíamos a nuestros amigos que probasen el juego. Me fui a vivir a A Coruña y los viernes quedábamos en Lugo para cenar. No menos de diez teníamos equipo, nuestras novias no querían ir a esas cenas. La conversación era sólo HT. Por quince euros cenábamos y nos daban dos copas, estábamos hasta las tres de la mañana de sobremesa hablando de alineaciones y de jugadores. Cada vez había más supporters en la pandilla. De ahí surgió la federación lucense, fundada por el menda que tuvo poco recorrido. Algunos estábamos en la federación gallega, buque insignia del cachondeo en HT. Pero la mayoría de mis amigos seguían sin saber jugar bien. Los resultados eran malos y muchos se fueron desenganchando, fue poco más de un año, un año maravilloso (que empalague) Poco a poco fui experimentando nuevas sensaciones en otras. En una federación de usuarios gallegos conocí a Castelao, traductor al gallego en HT, también a Alex, otro lucense. Después llegó Vinicius, uno de los mejores tipos que he conocido no sólo en HT. Con él otros usuarios gallegos como Ivanf o Orei con los cuales he compartido alguna copa.

Visto que perdía tirón entre mis amigos habituales y que yo necesitaba mi dosis seguí probando. Acabé entrando en una en dónde hablabamos de política, y pese a que mis ideas no eran compartidas también conocí a grandes usuarios como el tabú o un jugador de Alicante que no recuerdo su nick y que pese a no coincidir en nada ideológicamente, mantuvimos cierto contacto después.

Como ya dije, yo vivía en A Coruña, trabajaba sólo y durante la semana sólo veía a mi mujer y bastante poco, era residente en el hospital y la pobre no me hacía mucho caso (ahora tampoco pero el pez ya está pescado) Decidí presentarme como moderador. Era verano y estaba en O Carballiño bebiendo (como no) y me enteré de que me habían escogido. Ahí descubrí otro mundo. Al principio fue duro, creo que no entré con buen pie. No acababa de entender cómo funcionaban las cosas. Conoces multitud de usuarios que por ser colaborador te escribían. Descubres las rencillas que se tiene entre ellos, las trampas que la gente hace para ganar. Las luchas electorales. Las facciones, las traiciones, las denuncias, ese pueblo horrible reflejado en un juego. Pero también la virtud, la inteligencia, el talento de muchos otros que hacían que leer los foros fuese casi tan interesante como una novela de Henry Miller. Ves lo malo conocido y lo bueno que crees que no te puedes encontrar en un sitio así.

Poco a poco me fui adaptando a mis nuevos compañeros. Trabajar para HT era como estar en una federación conectado todo el día. Los que eran compañeros en un juego se convirtieron en mis amigos reales durante la semana. Yo sólo veía a mis amigos personales los fines de semana, de lunes a viernes mis colegas estaban en el juego. El ambiente era cojonudo, pocas veces me he reído tanto leyendo. Cierto es que el equipo de colaboradores es bastante grande y siempre tienes más afinidad con unos que con otros pero mi recuerdo es muy bueno en términos generales. Ahí estaban Albmata, el tío que más me ha ayudado en el juego sin pedir nada a cambio (a lo mejor cree que le debo una cañas o algo peor pero bueno…) Iksa, que era un trabajador incansable, Juanin que tiene pinta de ser un juergas como el que escribe, Joven Loops, una persona especialmente interesante, Rosco, un tío bueno (de bondad…lo otro queda entre nosotros y el edredón) y tantos otros que no recuerdo. Entre los GMs estaban Ivantxo, un crack de navarra, Kaleydo, un gran tipo al que conocí en Barcelona, Victoris al que también conocí allí con pinta de ser un gran amante, Hakkinnen que trasnochaba como yo, el mítico Díaznacho que lleva mil años y con el cual he podido cenar en más de una ocasión en nuestra tierra…y muchos otros que no recuerdo porque sus nombres eran raros y mi memoria mala. Llegaron nuevos (ahí sigue Franfer un melómano como yo) y subí un peldaño. Pero ya no era lo mismo, se fueron muchos, la responsabilidad era mayor y el tiempo del que disponía no era el mismo. Problemas laborales, incertidumbre en tu vida real…cosas que al final hacen que encender el ordenador para meterte en un juego no te apetezca.

Abandoné el cargo y seguí jugando, pero los resultados, el seguimiento de los partidos o mi paso por los foros fueron decayendo. Ya no quedo para tomar unas cañas por el correo, conservo muy pocos amigos en el juego. He perdido el contacto con aquellos con los que tuve tanta relación, amigos, que pese a la distancia y el cero contacto físico (ahí saldrían ganando ellos, de aquella tenía tipazo) fueron muy importantes durante esos años. El juego transcendió a mi vida personal y se convirtió en una verdadera red social. Amigos que se hicieron reales, parejas que se formaron, fines de semana que se organizaron. Pero ya no es así.

HT se muere, no pasa nada, yo también, el lector también. Cada minuto que pasa el final está más cerca, no es algo deprimente, es ley de vida. Las cosas involucionan y desaparecen o evolucionan y cambian tanto que ya no es lo mismo. Y nunca volverá a ser lo mismo. Llegamos a ser un millón y todo aquello queda lejos. Vivimos un mundo de inmediatez, el juego, el placer, el éxito tiene que ser ahora. Un juego de estrategia a largo plazo es anticuado. Siempre habrá algún rara avis que siga practicando el noble arte de la paciencia pero llegan tarde. Llegan pero fue mejor y nunca será igual. Seguiremos hasta que muera pero con la seguridad de que el momento se aproxima.

Ahora mi padre tiene equipo pero sus hijos ya no hablan de HT, unos viven en Alemania, otros tienen hijos, yo me he casado y me he comprado un piso. Y cuando miro atrás y recuerdo esos buenos años no lo hago con nostalgia, aunque puede que el texto haya resultado algo romántico. Lo hago riéndome, porque lo disfruté y me lo pasé realmente bien. Será difícil de explicar lo que supuso HT para muchos. Lo podremos recordar en una sobremesa un viernes por la noche con un licor café.

Maxduarte

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2015-10-02 09:25:31, 2571 views

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