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Los 100 Segundos de Oro de "Tapadón": Un sueño bajo dos guantes.

La vida da muchas vueltas, pero bastaron menos de dos giros del segundero del reloj para alcanzar la máxima gloria. El tiempo es oro, ¡y cómo no si "Tapadón" Saa supo cambiar sus 100 segundos por el preciado metal!. De un niño desconocido al jugador que hizo llevarse la copa mundial a Chile. Conoce su historia aquí, con altos y bajos de la vida de esta estrella bajo 3 travesaños.

"Va jugando el equipo visitante por la banda izquierda, el jugador se detiene cerca del banderín del córner, levanta la cabeza, lanza un pase a ras de piso hacia el delantero estrella del equipo, acomoda el balon, dispara y... ¡pero que tapadón del arquero local, una expectacular tapada al ángulo que hizo inútil un tiro que todos creían que era gol seguro, fantástica atajada de este muchacho para salvar el partido y llevarle la victoria a su equipo en el último minuto de juego!"
Esas eran las palabras de un comentarista aficionado relatando un partido importante de barrio. El arquero local, un asolescente hijo de una madre soltera, se preparaba para celebrar su triunfo junto a su equipo, pero su mamá lo llamaba a casa gritando "¡Ysmael, a comer!", pues ya era muy tarde y el sector era un tanto peligroso. El joven no pudo festejar la victoria y comenzó a caminar hacia su hogar un tanto frustrado. Mientras eso sucedía, un señor bien vestido que escuchó a aquel comentarista aficionado se convenció de que algo tenía este arquero, -"puede explotar como puede que no pase nada"- pensaba mientras se acercaba al joven.
- ¡Hey tú, muchacho!- gritaba este señor.
- ¿Dónde vas tan apresurado?¿Te gusta jugar al fútbol?- agregó.
- Debo irme a casa, mi madre me está llamando y a Usted ni siquiera lo conozco- respondió el joven.
- Discúlpame, me presento, mi nombre es Rafael Saa, soy cazatalentos del club Canaberus y estamos en búsqueda de un guardametas para nuestro club. ¿Te gustaría jugar por un club profesional?.- preguntó.
- ¡Claro!- respondió entusiasmado Tapadón con una sonrisa de oreja a oreja.
- Genial, mañana presentate a las 8 AM en las dependencias del club. - Dijo el señor, y se marchó.
Fue un muy buen día para Ysmael Saa, a pesar del reto de su madre al llegar a casa. Así, colgó esos viejos guantes algo rotos, el único objeto de un padre que no conocía, y se durmió para presentarse temprano a su primer club.
Y llegó el gran día, tomó sus cosas y partió al club Canaberus, ubicó a Rafael y éste lo llevó con el entrenador de las Juveniles estableciendo una breve conversación.
- Rafael me habló de ti, no tengo mucho tiempo así que cuéntame, que edad tienes y cuál es tu nombre completo- señaló el DT.
- Me llamo Ysmael Saa y tengo 15 años señor- respondió tapadón.
- Vaya, tienes el mismo apellido raro de Rafael jeje, bueno firma aquí y ve al campo que empezaremos con el entrenamiento de inmediato. ¡ah! toma este par de guantes, veo que no traes los tuyos- indicó el entrenador.
- Los olvidé señor- respondió Ysmael y se dirigió contento con su par nuevo a empezar su primera jornada.
Así fue el comienzo de este joven, quien tubo partidos muy buenos y otros muy malos por su inexperiencia profesional.
Pasó un par de años, cumplió los 17 y el DT del equipo adulto se vió en la necesidad de promocionar a Ysmael al equipo adulto. Nunca lo había tomado en cuenta la verdad, pero ante la lesión +9 del viejo arquero titular y la falta de recursos para contratar un nuevo jugador se vio en la necesidad de usar a Saa en sus partidos. Jugó unos partidos mientras Canaberus apenas podía mantener la plantilla. Terminó por no convenser al entrenador de la adulta y la directiva decidió venderlo. Comenzó una era un tanto difícil para Tapadón, pues su sueño era ser jugador profesional, pero para mantenerlo debía dejar a su madre y salir del país buscando su horizonte. Se prometió a si mismo trabajar duro para ser el mejor de Chile, tarea difícil pues había mucha competencia y no era precisamente el mejor de la nación, le faltaba mucho trabajo por delante pero pensaba en silecio una de las frases más motivadoras que circulaban por su cerebro:
"Mis sueños son mentiras que un día dejarán de serlo".
Comenzó su travesía jugando en clubes de Alemania, China, Italia e Irán, viajó sin pena ni gloria, pero su sueño estaba claro, jugar por la selección nacional. Fue entonces cuando recibió una oferta de Coyhaique para volver a Chile, Martinovf el mánager del club le prometió trabajar con él en formarlo y pulirlo como jugador, así, Ysmael Saa decidió volver a su patria, además, extrañaba mucho a su madre.
Que bien que le hizo volver a respirar su aire natal, aquí comenzó a ver los frutos de un duro trabajo pero no cesó y continuó para ser el mejor arquero del país. Fueron varias temporadas jugando por Coyhaique, llegando a jugar en el campeonato nacional por el club. Un día, en una fría mañana sureña, prendió la televisión y sintonizó el canal TV-Chile, estaban pasando las noticias y atento se tomó un café mientras veía la celebración en una conferencia de prensa del nuevo DT de Chile, Gort fue el ganador de las elecciones y traía muchas ideas nuevas. Jamás olvidará ese día pues una hora después recibió un llamado del mismímo recién electo entrenador, ¡le estaban ofreciendo un puesto para jugar por la selección nacional! ¡al fin, su sueño ya no era una mentira sino una realidad!.
Prometió dar todo de si mismo, juró luchar por la medalla y defender la malla de su arco a toda costa. Comenzarón las eliminatorias y clasificó Chile, y se empezó a ver un nuevo sueño que se hacía cada vez más cerca mientras la selección avanzaba de ronda. La emoción estaba latente, hasta que se llegó a la final de la Copa del Mundo, algo totalmente inesperado para este humilde portero que comenzó en un barrio.
Llegó el día más importante de su vida, un Domingo 15 de Marzo del 2015, pero no todo podía ser perfecto, dado que le hicieron llegar una nota donde se le informaba aquel señor cazatalentos que lo descubrió había fallecido hace algunas horas, lo sorprendente fue que este cazatalentos no estaba ese día en aquella cancha de barrio trabajando para su equipo, sino que estaba viendo a aquel joven de ese entonces, pues Rafael Saa era el Padre de Ysmael Tapadón, y nunca se atrevió a decirle por miedo a represalias. Junto a la nota recibió una carta sellada escrita por él 100 segundos antes de morir en cuyo sobre decía "Da lo mejor de ti, dale una nueva alegría a Chile, me siento orgulloso. Ábre este sobre al terminar el partido". Fue un golpe duro pero motivador, soltó una lágrima, tomó su bolso y se dirigió a jugar la final tan esperada. contra el rival de turno: Holanda.
Fue el partido más agotador de su vida, el primer tiempo terminaba con una victoria parcial para Chile 2-1, los nervios estaban presente. Loa segunda parte resultó ser más ardua aún, sobretodo con el gol del empate de los holandeses. Todo podía desmoronarse, podía ser la gloria o el premio de consuelo, hasta que el árbitro dio por finalizado los 90 minutos con un marcador de 2 a 2, que continuó con una prórroga en la cual ninguno de los dos países pudo liquidar. LLegó la definición a penales, un gol tras otro de ambos elencos hasta que decidió justo antes del cuarto tiro del país europeo realizar un cambio simbólico en su indumentaria. Corrió hasta su bolso y cambió sus guantes, una locura para algunos pero importante para él: cambió sus guantes profesionales por el viejo par con el que jugaba en el barrio, el único recuerdo de su padre. "Ésto va por ti viejo" pensó y tomó posición frente a los tres travesaños. Al frente estaba Meindert Broerse, dispara y ese viejo par de guantes rotos fueron los que atajaron el disparo del holandés con un tapadón de un disparo al ángulo que hizo inútil un tiro que todos creían que era gol seguro. ¡Exacto!, tal como aquel día en aquel barrio donde estaba aquel señor volvía hacerle honor a su apodo como en sus inicios. Pero no terminaba ahí, aún faltaba un tiro para Chile y era precisamente él quien tenía la respondabilidad de conseguir la medalla dorada, él, Ysmael Saa alias "Tapadón" lanzaba el último penal. Los nervios le brotaban por los poros, y ante una tribuna eufórica, un planeta entero viendo la final, una patria completa poniendo sus esperanzas en él, una sudoración fría pero mucho optimismo. El árbitro hizo sonar el silbaro, besó sus guantes y esperó que Art 'Aart' Brinkhorst eligiese un lado para tirarse colocando el balón suve al palo contrario. Todo había terminado, un sueño hecho realidad, un nuevo campeonato para el país, fueron exactamente 100 segundos de oro desde que colocó el recuerdo de su viejo en sus manos. La felicidad recorría su cara, se arrodilló, miró al cielo y gritó a los cuatro vientos: ¡Esto es para ti viejo, ahora soy una inmortal estrella que brillará junto a tu luz por los siglos de los siglos!.
Sólo quedaba algo pendiente, abrir la carta de su padre, que con su puño y letra decía "Hijo estoy muy orgulloso de ti, pase lo que pase siempre serás brillarás para mi. He escrito un Press para ti y le he encargado al mánager challa su publicación para inmortalizarte, como la estrella que mereces ser".

2015-05-25 03:54:03, 2308 views

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