Sobre la futilidad de la VI o Rebelión de los bots

Otra visión sobre como hacer de Hattrick un lugar más interactivo, más desafiante y motor de inventiva, en suma, más rico.

La idea de escribir este artículo surge a raíz de un par de comentarios que realizaron usuarios de la comunidad uruguaya con respecto a la publicación del 27 de mayo, titulada "Ligas temáticas". En aquella oportunidad, los usuarios manifestaron su descontento por el infeliz escenario de final de temporada, en el que dos equipos descienden de forma directa, y por tanto, quedan excluídos y resignados a pasar una temporada "en penitencia", redimiéndose en un mundo de bots. Es esta última palabrita, aféresis de robot, el quid de la cuestión y en la que nos interesa reparar.

Según Wikipedia, "Un bot es un programa informático, imitando el comportamiento de un humano", aunque Hattrick Wiki lo define de forma más precisa para nuestro universo en el siguiente artículo: (https://wiki.hattrick.org/wiki/Es/Bot).
Aquí queremos detenernos para analizar con especial atención la siguiente frase: "En las dos divisiones más bajas de cada país, los bots serán reemplazados tan pronto como un nuevo usuario esté habilitado para recibir un equipo".

Tomando en cuenta la situación actual de Hattrick Uruguay, en que por norma, una V división está compuesta por cuatro bots y cuatro usuarios, ¿no hará acaso más dificultosa la conformación de ligas sólo de usuarios, el hecho de que exista una suerte de reserva de estas máquinas que "imitan" nuestro comportamiento? Si ese fuera el caso, y este gran almacen de androides dejara de existir de la noche a la mañana, para que los pocos penitentes de VI (así como los nuevos usuarios) pasaran a ocupar los lugares disponibles en V, ¿no sería esta una forma de hacer nuestra comunidad un tanto más unida, un pelín más humana?

O para decirlo de un modo más poético:

Huelo en lo profundo y lóbrego de nuestro sistema de ligas, el hedor del monstruo, esperando a hundirnos en ese caldo mediocre en que se regodea, cementerio de ideas, de inspiración, y todo aquello que urge salir cuando nos sabemos interactuando con otros. Eso mismo que se niega a ceder ante la ubicuidad de las máquinas... que imponentes eran sus números, como hacían temblar nuestra agonizante humanidad.

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