Un mal que nos afecta a todos

El fútbol es un regalo de Dios dado al hombre para que este demuestre su valor y brinde felicidad a los suyos; sin embargo este regalo ha sido manchado a lo largo de todo nuestro continente por un cáncer que carcome su belleza hasta el hueso… ese cáncer es La Violencia en el campo de Juego.

No pretendo darles un largo sermón acerca de la violencia en el fútbol, porque siento que ya muchos han hablado del tema. Por el contrario quisiera narrarte una historia que se ajusta a la realidad de nuestros países.

Carlos Guillermo es un chico de un barrio muy pobre, el cual creció como todos nosotros, con sueños de Grandeza y una pasión desmedida por el Rey de los Deportes; pero además, nació con un don nato para el fútbol, gran manejo del balón, creatividad y capacidad para jugar diferentes posiciones en el campo. Se puede decir que la mayor parte de su niñez Carlos Guillermo la pasó al lado de un balón viejo lleno de trapos, rodeado de pobreza y miseria.

Pero la oportunidad siempre llega aunque sea tarde. A los 14 años de edad nuestro protagonista es descubierto por accidente por un cazatalentos del equipo de su ciudad el cual había virado en la calle equivocada. Qué golpe del destino llevo a este cazatalentos a parar a preguntar justamente en el terreno donde Carlos Guillermo jugaba y a quedar enamorado de su destreza. Fue como encontrar oro en medio de la nada.

El resto como podrán imaginar es historia, Carlos Guillermo brilló en sus años como jugador del modesto equipo de segunda división Deportivo Palo Verde. Creció física y mentalmente, a tal punto que atrajo la atención de uno de los principales equipos de primera división del país, El todopoderoso Unión Audentes. ¿Quién diría que aquel niño pobre se convertiría ahora en el fichaje más comentado en todo el país?, cualquier cosa podía pasar ahora, patrocinios, contratos para jugar en el extranjero, la Gloriosa Selección Nacional… el cielo parecía el limite.

Sin embargo la vida y la fortuna no siempre juegan a nuestro favor, el tiempo pasó y pasó, y extrañamente Carlos Guillermo nunca fue convocado a la Selección Mayor. Parecía que los técnicos de su país solo estaban interesados en convocar jugadores que militaban en el exterior, y aunque Carlos Guillermo era un jugador clave del vigente campeón de su país, no era el pez más gordo en el charco. Pero, así como ocurrió durante toda su vida la oportunidad llegó, tarde, pero llegó. A sus 25 años al fin fue tomado en cuenta para jugar eliminatorias continentales y justamente el día de su cumpleaños 27 recibió la noticia de que formaría parte del equipo que jugaría la próxima Copa del Mundo. Lágrimas de felicidad salían de sus ojos, y aunque algunos lo catalogaban de sobre-valuado o viejo, El siempre consideró que el buen vino es aquel que se añeja con el tiempo.

Esa semana Carlos Guillermo volaba por las nubes y fue a celebrar con su familia al sitio que lo había visto nacer como futbolista. Ese día domingo se vistió nuevamente de los colores de su amado Deportivo Palo Verde, no como jugador sino como hincha, el cual jugaba su ascenso a la primera. Todo iba de maravilla, su equipo ganaba por 4 a 1 a solo 8 minutos del final. Lleno de júbilo, saltaba gritando los cantos de la hinchada. En ese instante su vida era perfecta, sentía que por fin el destino le deparaba un final feliz… no había algo más lejos de la realidad.

Detrás de él se encontraba un hincha del equipo rival que lo había identificado en medio de la multitud. El hombre se acerco rápida y furtivamente por la espalda y de manera cobarde, lleno de envidia, resentimiento le golpeó en el hombro izquierdo y luego arremetió contra el resto de su humanidad. Carlos Guillermo, que no es ningún santo, devolvió los golpes, y en muy poco tiempo la riña se convirtió en una batalla campal.

Al finalizar todo, de entre los pocos responsables identificados se encontró a nuestra prominente estrella el cual apareció al día siguiente en todos los noticieros golpeando a un hincha del equipo rival en una grada del estadio Palo Verde. Carlos Guillermo no se encontraba herido, de hecho, los golpes propinados por su agresor no hicieron mella en el; Nunca había estado en mejor condición física, y los golpes de un enclenque debilucho no lo harían ni tambalearse; pero la carta que recibió a continuación lo derrumbó…

"Debido a los hechos de violencia en el cual se ha demostrado fehacientemente que estuvo involucrado e inició, el comité disciplinario de la Federación de Fútbol del País no tiene otra opción que SUSPENDERLO de todas las competiciones Internacionales de la Selección Nacional de manera indefinida, las cuales incluyen pero no están limitadas a la Copa Mundial a celebrarse este año."

Carlos Guillermo cayó al piso en llanto amargo. Su sueño se había esfumado por culpa de un hincha, que al no saber controlar sus emociones desgració para siempre la vida y la carrera de un compatriota. Llevado por el dolor Carlos Guillermo tomo su camiseta del Deportivo Palo Verde y la arrojó al piso mientras maldecía su suerte y balbuceaba en pleno llanto. Nunca más se le vio sonreír de nuevo.

Querido lector, tal vez podrías pensar que esta historia se trata solo de la tragedia de Carlos Guillermo, pero en realidad se trata de la Tragedia de toda una Nación por causa de la violencia en un campo de fútbol. Un solo hincha comenzó una pelea pensando que así vengaría el honor de su equipo pero lo que hizo fue coartar las aspiraciones y las esperanzas de su propio país.

Lo que el hincha no sabía, querido lector, es que durante ese mundial Carlos Guillermo se destacaría, llevaría a su selección hasta la final, y quien sabe, quizás hasta anotaría el gol que los coronaría campeones del mundo. Lo que el hincha no sabía era que la felicidad y la gloria de Carlos Guillermo eventualmente se convertirían en su felicidad y en la gloria de su País; sin embargo, lamentablemente ya no sabremos qué hubiera pasado; todo por culpa de ese mal que nos afecta a todos… La violencia en el campo de juego.

Todos los personajes, equipos y lugares son ficticios, cualquier parecido con la realidad es mera coincidencia.

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